Un manejo ambiental e integral del recurso hídrico es condición necesaria para lograr crecimiento económico y niveles de vida sustentables para la población, es decir es necesario reducir al mínimo los efectos adversos sobre la calidad del agua, con el objeto de perpetuar su oferta ambiental y cubrir las demandas de su uso.
La disponibilidad de agua dulce es limitada, y en Ecuador no hay excepción. Es indispensable preservarla, controlarla y si es posible incrementarla. Como consecuencia de la explosión demográfica y del rápido incremento de las necesidades en la agricultura y en la industria moderna, los recursos hídricos son objeto de una demanda creciente. No podremos satisfacer esa demanda ni elevar el nivel de vida, si cada uno de nosotros no considera al agua un bien precioso, que es necesario preservar y utilizar racionalmente.
La utilización del agua, elemento vital, como bien económico, debe ser racionalmente evaluada e introducida en un marco general de sus usos múltiples, mientras que su calidad debe ser preservada frente a factores antropogénicos contaminantes.
Alterar la calidad el agua, significa perjudicar la vida del hombre y de otros seres vivos que dependen de ella. Contaminándola se corre el riesgo de perjudicar a esos organismos y también limitar el proceso de autodepuración y reciclaje propio de los cuerpos de agua; perjudicando al medio ambiente en general inclusive al hombre y su calidad de vida.
La Calidad del agua debe ser tal que satisfaga las exigencias de los usos, pero debe especialmente satisfacer las exigencias de salud pública, las normas de calidad pueden variar conforme los diferentes destinos del agua, o sea para los diferentes usos, como: alimentación, necesidades domésticas, agrícolas e industriales, para la pesca y actividades recreativas, etc.
Cuando un agua después de ser utilizada es restituida a su ambiente natural, la misma no debe comprometer los posibles usos que pudieran tener, tanto públicos como privados. La contaminación es una afectación a la calidad del agua, que la torna no apta para o dañina para el consumo del hombre, de la industria, de la agricultura, de la pesca, para actividades recreativas, silvestres etc.
Una limitante seria de la gestión del recurso hídrico es la falta de soluciones de financiamiento independientes de las políticas y gobiernos de turno, lo cual rompe continuidad en la gestión y manejo del agua, dificulta las aplicación de soluciones a mediano y largo plazo y el resultado es que la contaminación no es controlada, el recurso se degrada y la población se expone al consumo y uso del agua de mala calidad.
Al respecto, y en relación a la internalización de los costos ambientales, se cita uno de los principios fundamentales de la Declaración de Río sobre Medio ambiente y desarrollo: “Las autoridades locales deben promover la internalización de los costos ambientales y el uso de instrumentos económicos, llevando en consideración que el contaminante debe cargar con los costos de contaminación”
Los instrumentos económicos derivados de una política ambiental, procuran incorporar al precio de los productos, los daños ambientales y los costos de la contaminación. Esos costos más altos actuarían como un factor de estímulo para la reducción del consumo de esos productos con la consecuente reducción de los niveles de contaminación.
Enfoque
Con el propósito de ejecutar un adecuado manejo del agua, es fundamental conocer el diagnóstico de su estado de contaminación, sus mayores amenazas y los efectos consecuentes, su ubicación, los puntos y tramos críticos de calidad en el río, factores varios que pudieran limitar determinado uso que se le quiera dar al agua. Luego, se debe determinar si el agua es apta para un determinado uso, es decir es necesario calificarla; para lo cual es indispensable contrastar los valores de los indicadores de calidad del agua con los valores de los requerimientos de calidad (normas) en función del uso.
Paralelamente a esta calificación en condiciones actuales de uso y de identificar los impactos a los cuerpos de agua, para desarrollar planes de manejo del recurso es necesario conocer los riesgos de contaminación y/o las causas que inhabilitan o dificultan a un río para un uso determinado. Para ello se identifican las agresiones que contaminan el agua de los ríos, y se estiman sus cargas contaminantes, con la finalidad de valorar la importancia relativa que tienen las causas de contaminación de los ríos y la manera de manejarlos.
Este levantamiento debe constituir la etapa inicial de cualquier programa de utilización o de protección de los recursos hídricos.
Sin embargo no es suficiente conocer la calidad del agua y sus factores condicionantes y contaminantes, es necesario conocer los usos actuales que se le dan al recurso y los usos potenciales que se le quiere dar. En otras palabras, no es suficiente conocer la oferta ambiental del recurso hídrico sino la demanda social que presiona sobre éste.
Sólo conociendo y sopesando estos dos platillos de la balanza se podrá identificar los objetivos del manejo del recurso agua y de su cuenca hídrica, identificando las limitantes, las metas, las acciones, los plazos, los responsables, los usuarios, el financiamiento, y establecer un plan de gestión que teniendo en cuenta la realidad ambiental del recurso procure satisfacer las necesidades para su utilización.
La diferencia que se encuentre entre la calidad encontrada y la calidad requerida, definirá las metas por alcanzar mediante una intervención integral de manejo del recurso hídrico y de un ordenamiento territorial de la cuenca hidrográfica.
Indicadores
La gestión y administración adecuada de los recursos hídricos, que garantizan su uso sostenible, obliga a conocer su comportamiento y su respuesta ante las diferentes intervenciones humanas. Por ello se hace importante la implementación de metodologías rápidas y económicas para la evaluación de las características de las fuentes de agua que permitan determinar, de una manera aproximada, su calidad y sus posibles usos.
Los índices de calidad, calculados a partir de la medición de ciertas variables ambientales, proveen de un concepto preliminar para diagnosticar el estado sanitario de las corrientes, y se emplean como herramientas para analizar tendencias, especificar condiciones ambientales, ayudar en decisiones gubernamentales y en la evaluación de programas de control, entre otros, (Canter 1998)
Gráfica de Índices de Calidad del agua en embalses de Manabí, 2009
Antes que el control pueda ser realizado, debe ser definida la calidad ambiental, y los métodos deben ser desarrollados para medir los parámetros escogidos. Es insuficiente decir que el control requerido es aquel que se necesita para obtener un agua limpia o pura, es necesario definir qué cosas deben medirse en el medio ambiente, y determinar cómo, dónde y cuándo medirlas.
También es necesario resaltar que para el establecimiento de objetivos de manejo, a ser alcanzados a mediano y largo plazo, es necesario incluir diferentes criterios de planificación como por ejemplo el ordenamiento territorial, situación socioeconómica, el financiamiento de programas y proyectos, las políticas de manejo del recurso hídrico y del ambiente, entre otros.
Los criterios de calidad del agua, siendo necesarios son insuficientes para el establecimiento de objetivos de manejo integral del recurso hídrico, y para el establecimiento de metas de calidad del agua. La determinación de metas de calidad del agua y de objetivos de manejo deben responder no sólo a las demandas de calidad, de acuerdo a las necesidades de uso actual y potencial del agua, sino también a las políticas de manejo de los recursos naturales y de desarrollo social, en función de la disponibilidad de recursos financieros, legales e institucionales.
Gráfica de la Red de Monitoreo de la calidad del agua en los ríos capitalinos de Quito
Objetivos estratégicos
Los objetivos de manejo de la calidad del agua que orientan las estrategias y lineamientos a seguir en la búsqueda de la solución del problema y alcanzar la calidad del agua en función de los requerimientos para su aprovechamiento son:
1. Determinar qué se tiene
Generar información sistemática y complementaria para determinar la oferta ambiental y las demandas sociales sobre el recurso hídrico y tomar decisiones con soporte técnico.
La valoración de la calidad del agua a través de los índices de calidad del agua ICA, es una operación que permite orientarse sobre el estado general de la calidad del agua, y en esa medida son buenos indicadores. Sin embargo para una definición de medidas de manejo es necesario detenerse en el cumplimiento de los diferentes parámetros sanitarios de calidad del el agua, que son requisitos legales de calidad para cada uno de los usos del agua.
Además de esto, la obtención de información debe hacerse en función de los objetivos de búsqueda, es decir deben estar claramente definidos los objetivos de la generación de información, tal que permita guiar en la toma de decisiones de manejo del recurso, y para este caso los ICAS no se pueden utilizar.
Una red de monitoreo permitiría saber en qué puntos existen, en forma regular, las mayores concentraciones de contaminación en el río, y qué descargas estarían permitidas, una vez que ya se haya definido las metas ambientales, y en qué puntos la exigencia sobre el tratamiento puede ser más flexible. Es importante la flexibilidad en las normas, porque ayuda a viabilizar un control adecuado, puesto que las inversiones que se requerirían serían menores si los tratamientos se simplifican.
Las normas dinámicas se podrán establecer en función de los impactos (riesgos ocasionados) y en función de los requerimientos de calidad de agua (por las demandas de usos del agua), y podrán ser ajustadas en el tiempo, de acuerdo a los cambios ocurridos en el río, las metas ambientales y a la economía. Este conocimiento orientará necesariamente sobre las políticas de control y de sanción, y permitirá definir los niveles de tratamiento necesarios para cumplir con los requisitos impuestos por las metas ambientales.
2. Establecer qué se quiere
Invertir en proyectos de optimización del aprovechamiento del agua y en programas de capacitación orientada al manejo del agua y al involucramiento de la sociedad.
Paralelamente a los estudios, y generación de información, se pueden iniciar actividades independientes, en búsqueda de mejorar las condiciones actuales de manejo del agua. En particular es importante garantizar idoneidad del agua potable; se observa con regularidad que la calidad del agua en captaciones no siempre cumple con los requisitos legales de agua cruda, y por tanto el suministro de esta agua para consumo humano representa un riesgo para la salud de los consumidores.
También es usual encontrar que las plantas de potabilización no se encuentran en óptimas condiciones de operación ni mantenimiento, muchas de ellas tienen estructuras obsoletas y en mal estado, lo cual dificulta aún más el tratamiento, por lo cual es prioritaria la implementación de un programa de optimización de la eficiencia y eficacia de las plantas.
La participación de la ciudadanía en el proceso de identificación de fuentes de contaminación, de su control y manejo es básico para una adecuada gestión del recuso hídrico; siendo los usuarios los principales actores e interesados de mantener la calidad del agua para los diferentes usos, se crean las condiciones de ejercer una corresponsabilidad del manejo ambiental.
Actualmente la población no está en condiciones de participar, no conoce el problema de calidad del agua, no puede por tanto responder con sugerencias y compromisos, por lo cual se hace imprescindible ejecutar un programa de sensibilización y capacitación para que la población participe e interactúe propositivamente con las autoridades y el ambiente.
3. Definir cómo se logra
Planificar estratégica, ordenada y participativamente el uso y manejo del recurso hídrico a mediano y largo plazo, definiendo marco institucional y legal, metas ambientales y plazos, presupuesto y financiamiento y responsables involucrados en la gestión, ejecución y control de acciones.
En los estudios del Plan de Manejo Integral del recurso hídrico, se deberá definir los beneficios a la comunidad y medio ambiente en forma suficientemente clara, que permita conocer las repercusiones que tendría el cambiar o diferir algunos componentes de los proyectos propuestos de manejo, saneamiento, etc. La definición del plan de inversiones deberá tomar en cuenta aspectos técnicos y financieros; y aspectos ambientales y sociales de manera integral, que considere el costo beneficio de las inversiones propuestas y priorizadas.
Cabe resaltar que en Ecuador, no están claras las demandas de calidad del agua por parte de la población usuaria y autoridades responsables del manejo del agua. Tampoco están definidas claramente cuáles son las expectativas o necesidades de utilización del agua, requerimientos tanto en cantidad como en calidad, no está claro los usos actuales ni potenciales del agua, para de esta manera determinar los requerimientos de cantidad y calidad ajustados a la realidad local.
Las demandas de calidad en si representan las metas de calidad del agua a las que se quiere llegar para garantizar el uso específico deseado. Si se coloca teóricamente una demanda de calidad determinada, por ejemplo “que el agua cumpla con los requisitos para riego”, esta postulación no sale de lo teórico, y habría que analizar si esta propuesta responde a la realidad de la zona afectada, es decir si este uso es el más importante de atender, si no hay otras necesidades más urgentes, si las condiciones de calidad actuales lo permite, etc.
Por lo mencionado, para la definición de las metas de calidad del agua es necesario circunscribirse dentro de un proceso de planificación integral, con la participación de usuarios y responsables y con la suficiente información que permita la toma de decisiones oportunas y acertadas que engloban aspectos técnicos, sociales, ambientales, políticos y económicos.