Es claramente posible que las empresas pueden tomar medidas para reducir el daño ambiental y simultáneamente mejorar su posición competitiva.

Una estrategia ambiental creativa ayuda a cada empresa a reducir sus costos, el daño al ambiente y a las comunidades, a evitar sanciones y mala reputación derivadas de incumplimientos legales, a mantenerse según las tendencias del mercado y a reorientarse hacia una producción de mayor valor agregado.

La reducción del desperdicio de insumos como la energía, el agua y materia prima puede mejorar en gran medida los perfiles de costos. La contaminación es menos tolerada por la sociedad y las autoridades que responden a ella, mientras que las tendencias en los mercados internacionales es que sean más exigentes sobre las cualidades ambientales de los bienes que consumen.

La estrategia ambiental debe estar determinada por el punto en que la compañía se ve a sí misma ahora, y dónde se ve en el futuro. La estrategia ambiental apoya al posicionamiento global de la compañía, al igual que las estrategias empresariales de producción, tecnología, recursos humanos y mercadeo.

Toda empresa debe considerar 4 componentes para diseñar una “estrategia ambiental básica”:

  1. Eficiencia de proceso y costos de insumos
  2. Cumplimiento de los requisitos ambientales y de seguridad
  3. Expectativas de la comunidad
  4. Tendencias del mercado que pueden afectar productos y procesos